Viviendo en Gotham/Sin City/Mordor/Apokolips

lunes, 8 de diciembre de 2014

(O cuando algo llega y te recuerda que el mundo en el que vives puede ser más aterrador que cualquiera de esos lugares)

"Mourn for us oppressed in fear
Chained and shackled we are bound
Freedom choked, in dread we live
since Tyrant was enthroned
"
-Tyrant, Judas Priest

¡Hey mundo, qué tal! Se siente bien salir a la vida después de 1 año entero atrapado en una computadora. La verdad es que siempre estoy a un paso de decidirme a revivir esta cosa (la verdad es que solo me digo a mi mismo en lapsos espaciados pero continuos 'tienes que empezar a escribir otra vez'). Y al parecer, se requirió de un gran acontecimiento para que me decidiera a poner mi pereza en latencia por un rato, sacar el café y atacar el teclado.

Hay algo de mi que deben saber: todos los días me despierto con la esperanza de que hoy será un día especial. No del tipo 'especial' en el que te encuentras dinero tirado en la calle, una chica te da su número y todo te sale bien desde que te levantas hasta que te acuestas. Me refiero a que siempre me despierto esperando que hoy suceda algún evento histórico. A que seré parte de una generación que será testigo de algo que cambiará al mundo. Lo sé, raro ¿cierto?. ¿De donde viene esto? Creo saberlo, y trataré de explicarlo aquí.

A diferencia de muchas personas, yo no crecí en un ambiente particularmente subversivo. Desde que tengo memoria, mi madre ha sido la oveja negra de una típica familia provinciana chapada a la antigua que cree que ignorar sus multiples problemas hará que estos desaparezcan algún día. Esta situación hacía que, por asociación, mi padre, mi hermana y yo pasaramos a formar parte de los parias del clan junto con algunos otros miembros extraviados por aquí y por allá. Pero fuera de esto y de las clásicas criticas dispersas al gobierno en turno por parte de los adultos de casa, no tuve lo que ustedes podrían llamar una formación 'hippie', 'rojilla' o 'rebelde'.

Lo único que tenía a mi disposición eran películas y caricaturas, y mas tarde libros de divulgación, comics de superhéroes y 'cartones' políticos. Y ahora, practicamente todos los sinsentidos que habitan en mi cabeza surgieron de alguna de esas 3 fuentes primordiales.

El asunto con los superhéroes es que, aún cuando el mundo se encogió entorno mío y dejé de caber en cubetas, tinas y ciertos vehículos, me siguieron pareciendo atractivos, aunque de forma diferente. Aunque aún hoy sigo deseando volar o poder lanzar telarañas, rayos o fuego de mis manos (me conformo con alguno de los 2 últimos), ahora creo que lo realmente interesante de los superhéroes no es la parte del 'super' sino del 'héroe'. No crecí precisamente creyendo que al final el bien siempre triunfaba sobre el mal (de hecho, ahora me doy cuenta de que la mayoría de las veces es al revés); aún entonces eso me parecía bastante ingenuo (empezando por clasificarlo todo como bueno y malo). Lo que para mi resultaba realmente fascinante era el hecho de una persona poniendose a si mismo en riesgo, comprometiendo su integridad física y mental (y a veces la de personas cercanas a él), dispuesto a morir o a algo peor, todo por cumplir un ideal muy sencillo: usar todos los recursos que tuvieran a su disposición para defender a personas inocentes de aquellos que se creían superiores y que pensaban que podían usar su poder (dinero, influencia, armas o superpoderes) para atemorizar a otros y aprovecharse de ellos. Así de simple. Cualquiera que haya tenido un problema de bravucones en la escuela o haya visto una injusticia sin poder hacer nada al respecto lo entenderá: el deseo de que de pronto llegue alguien a defender a los que no pueden defenderse solos. Que la impotencia se materialice de alǵun modo en un ser que pueda traer justicia al mundo.

Pudiera parecer una idea muy inocente, pero no lo es. En uno de esos cómics, Daredevil discute con un adolescente Spider-Man sobre los peligros de ser superhéroe. Le dice que es demasiado joven e inexperto, que eventualmente hará que lo maten, y cuestiona sus motivaciones para hacer lo que hace. En ese momento, Spider-Man cae en una crisis emocional puberta (similar a las que yo tenía leyendo esa serie) y se cuestiona el sentido de sus acciones. Muchos números mas tarde, Daredevil (después de que un villano descubriera su identidad y comenzara a destruir su vida) se sincera ante varios héroes (incluido spider-man). Sorprendetemente, las razones del veterano y experimentado vigilante son increíblemente similares y, en apariencia, tan inmaduras como las del novato spidey. Lo único que quiere es demostrar a los sujetos con poder que no pueden ir haciendo lo que les da la gana cuando les da la gana. Que no pueden lastimar y atemorizar personas para que ellos puedan mantener su posición de poder y vivir comodamente a costa del sufrimiento de otros. Así, al final de la historia, es Spider-Man el que termina enseñandole un par de cosas a Daredevil y el que lo salva de cometer un gran error.

En la adolescencia, comencé a leer novelas gráficas (y aprendí que esa era una formal muy cool de llamar a los cuentitos de superhéroes que leía) como Watchmen, The Dark Knight Returns, The Dark Knigh Strikes Back y V for Vendetta. En ellas, los héroes dejaban un poco de lado sus cacerías de criminales y se enfocaban más en luchar contra gobiernos injustos y crueles. Estas historias ya no estaban basados en mundos ficticios contemporáneos al mío, sino en futuros distópicos en los que los héroes no existían o habían sido declarados ilegales por el gobierno y a diario se cometían toda clase de crímenes (muchas veces por parte de los propios agentes del gobierno) sin que nadie hiciera nada al respecto (o pero aun, se castigara a los que lo hicieran). Era en este contexto en el que algún loco enmascarado que parecía saber exactamente lo que estaba haciendo se revelaba e inspiraba a otros a hacer lo mismo. Y así, entre todos, lograban una victoria que, pequeña o grande, servía como final a la historia y nos hacía pensar que de alguna forma todo acabaría bien. Las temáticas e historias podían cambiar de una época a otra, pero la esencia de los héroes era siempre la misma: tipos que usaban sus habilidades, poderes, pero principalmente sus intelectos (ni Batman, ni Spider-Man, ni Iron Man, ni V eran por definición alguna tipos tontos; incluso Hulk tenía en su interior la mente de un científico brillante a la que podía recurrir cuando no podía resolver todo a golpes) para combatir a aquellos que usaban su poder para infundir miedo e imponer su voluntad a los demás.

Y como ya mencioné, basé toda mi ideología adulta en estás historietas ochenteras creadas por autores psicológicamente perturbados y que en algún punto de sus vidas decidieron cortar toda comunicación con la civilización. Y aunque se que el que sean historias increíblemente populares no las hace el mejor material base para fundar algún tipo de ideología contestataria (si un libro o una película creada por una empresa multimillonaria pudiera por si sola hacer tambalear el sistema en el que esta parada esa empresa, creo que simplemente esa obra jamás vería la luz), en verdad me hicieron comenzar a ver al mundo de una forma distinta (junto con mis ya mencionados libros de ciencia).

Siempre supe que había injusticias en el mundo. Creo que cualquiera con acceso a una televisión, periódicos, radio, internet o a un familiar lo suficientemente viejo y platicador sabe eso. Tampoco me ayudó a entender como funciona el mundo. De eso se encargaron en mayor medida Stephen Jay Gould, Carl Sagan y Charles Darwin por un lado, y por el otro Rius, el Fisgón y otros autores de libros y revistas de 'monos' y sátira política. Habría sido un poco extraño admitir que todo lo que se de la vida lo aprendí de los cómics, especialmente porque, fuera de algunas cuantas situaciones metafóricas ocasionales, los villanos y los problemas que ahí se representan son infinitamente más pintorescos que los del mundo real. En todo caso me ayudaban a comprender y ejemplificar algunas de las cosas que había aprendido de otros autores. 

Justamente lo divertido de las historietas es que te permiten visitar versiones alternas de tu propio mundo pero con ciertas diferencias que que te hacen preguntarte '¿qué pasaría sí...?'. Podías conocer ciudades similares a la tuya en al que había criaturas fantásticas, mentes mezquinas de gran poder y determinación, y personas de integridad y valor inmensos dispuestos a detenerlos y a sacrificarse por salvar a otros. O bien, sabrías lo que es vivir en un mundo injusto, apático, codicioso y corrupto (más o menos como el nuestro), pero viendo a un tipo saliendo a las calles a dar lo mejor de sí para demostrarle al mundo que no todo es desesperación y que hay un mundo mejor por el que vale la pena luchar.

Y es que el principal objetivo de esos héroes no era acabar ellos solos con todos los criminales del mundo. Por muy astutos, hábiles y poderosos que fueran, era algo que simplemente no podían hacer. No importa que tanto se esforzaran, que tanto lucharan y sufrieran, al final del día nunca era suficiente. Si ese fuera el punto, seguramente alguien con el intelecto de Batman habría encontrado formas más prácticas y sutiles de lograrlo que simplemente vestirse con una capa, salir a correr entre edificios y aventarle murciélagos de metal en la cara a la gente. No. Todo ellos adoptaban un símbolo, una imagen icónica que no solo buscaba infundir miedo en los corazones de los villanos, sino también inspirar a otras personas a hacer lo que consideraban correcto. A pesar de usar máscaras, héroes como V o como Batman no buscaban del todo el anonimato. Querían que la gente los viera en acción, que supieran que existían y lo que estaban haciendo. Buscaban atraer la atención pero no hacia ellos, sino hacia sus símbolos. Así como el principal fin de géneros cómicos como la sátira no es el humor por el humor, sino usar el humor como arma para hacer una crítica sobre algo con lo que el autor está en desacuerdo y así mejorar a la sociedad, el principal objetivo de estos héroes no es usar sus coloridos atuendos y disfraces par acabar con todos los males del mundo, sino motivar a otros a unirseles y luchar juntos. Querían demostrar que si una sola persona podía levantarse, luchar por lo que era correcto y lograr marcar una diferencia, entonces cualquiera podía hacerlo y, entre todos, hacer una gran gran gran diferencia. Y que no era absurdo intentarlo. Eso era para mi la cualidad más importante de un superhéroe. Y fue justo de ahí de donde surgió mi idea de que no era tan descabellado luchar por cosas tan abstractas como la justicia, la igualdad, la paz y un mundo sin bravucones, sin mezquinos poderosos, sin gobernantes corruptos y crueles y sin personas que se aprovechen del dolor y el miedo de otros.

Así que por muy infantil que suene, creo que el mundo en el que vivimos necesita un héroe (o muchos). No necesariamente alguien que llegue a patear al tipo que te acaba de robar el celular (aunque no estaría de más). Aunque sería algo muy bueno, necesitamos más que una persona-héroe, más que un simple superhombre que nos quite los problemas de encima. Mas que un alguien, necesitamos un algo. He aprendido que los movimientos sociales inspirados por una sola persona son lo más frágiles, pues dependen por completo de la credibilidad de ese líder, y cuando este desaparece, el movimiento se debilita. Hablo de un héroe como un símbolo, alguien con una máscara de revolucionario inglés que vuelve un edificio simbólico, un tipo encapuchado dispuesto a recorrer las calles a caballo defendiendo a los débiles e incitandolos a hacer lo mismo. Alguien que pueda inspirarnos, que nos haga levantarnos, detener y apalear entre todos al ladrón del celular. A darnos cuenta de el verdadero poder que tenemos; del verdadero superhéroe dentro de cada uno de nosotros.

Verán, el asunto con los héroes es que, cuando no son ficticios, suelen ser decepcionantes. Los superhéroes son perfección pura, pero cuando tienes un héroe real, alguien a quien admiras, y llegas a conocerlo a fondo, al final encontrarás en él algo con lo que no estarás de acuerdo. Es la naturaleza humana, supongo. Como mencioné más arriba, el verdadero poder de todos los héroes es su intelecto y sabiduría. Todos hemos escuchado las frases 'el conocimiento es poder' y 'la verdad nos hará libres'. Y creo que tienen razón. El conocimiento es mucho más útil de lo que se puede pensar. Por mas sencillo que sea siempre esperar a que alguien sabio (nuestro héroe) llegue y nos diga que hacer, que decir, como actuar, que opinar o como salir de tal o cual problema, hay una opción un poco más complicada, pero a la larga más gratificante: ser tu propio héroe. ¿Cómo? Con conocimiento. Reuniendo tu propia información, haciendo tus propios racionamientos, sacando tus propias conclusiones, emitiendo tus propios juicios, siendo tu propio experto. Saber sobre leyes nos puede ayudar cuando estamos siendo testigos o víctimas de alguna injusticia por parte de la autoridad y a saber como defendernos. Saber sobre medicina y primeros auxilios pues ayudar a salvar la vida de alguien en una situación de emergencia. Saber sobre temas de política y economía puede ayudarnos a saber cuando un periodista o presentador está emitiendo una opinión manipulada. Saber sobre electrónica nos puede ayudar a reparar nuestros aparatos en casa y ahorrarnos el dinero del técnico. Saber sobre artes nos puede ayudar a apreciar mejor una película, una imagen o una canción. Diablos, incluso saber de historia o temas de actualidad te puede ayudar a tener temas de conversación y ser el alma de los debates de oficina. Así, si todos fuésemos nuestros propios héroes, el mundo no necesitaría de un superhéroe y podríamos nosotros solos acabar con todas las injusticias, los abusos, las explotaciones, los crímenes y la corrupción...

los asesinatos, las desapariciones, los secuestros, las detenciones injustificados, el abuso de poder, el cinismo de los poderosos...

Escribo todo esto porque intento comprender al mundo de la forma que conozco, pues de otra forma no sabría como expresar lo que siento ante la situación que padece el mundo y mi nación en este momento. Supongo que para muchos no es un gran secreto la crisis por la que pasa mi país en estos instantes. Una crisis de la que no parece haber una solución, especialmente cuando los que deberían ayudar a solucionarla son parte del problema. Quiero dejarlo lo más claro que se pueda: México es un país en el que el gobierno está asesinando, secuestrando, encarcelando, lastimando y amedrentando a gente inocente. Practicamente todos los días desaparece alguien, generalmente un activista o protestante, frecuentemente secuestrado por policías municipales, estatales o federales. Se les fabrican crímenes y se les imponen penas y multas gigantescas a luchadores civiles y defensores de derechos humanos. Artistas, músicos, estudiantes, poetas, indígenas... esa es la clase de personas a las que ahora persigue mi gobierno, a las que se les están imputando las máximas condenas previstas por la ley, mientras existen jueces, alcaldes, gobernadores e incluso presidentes que son publica y directamente responsables de incontables asesinatos, violaciones, torturas y desapariciones y que jamás han puesto un solo pie en un tribunal. Vivo en un país en el que se la policía, las 'fuerzas del orden' acribillan, desollan e incineran vivos a estudiantes de escuelas rurales. Un país en el que el ejercito viola, golpea, humilla y asesina indígenas. Un país en el que el gobierno acosa universitarios en sus propias casas y los secuestra en cuanto salen, sin ninguna orden judicial, los tortura y los encierra sin mayor explicación. Un país en el que los gobernantes están constantemente buscando el siguiente derecho civil que nos van a arrebatar. Un país en el que nuestros dirigentes se enorgullecen de entregar nuestros recursos naturales a monstruos extranjeros insaciables y nos incitan a que también lo estemos y les aplaudamos. Un país en el que protegen más los derechos de autor de la megacompañías que los derechos humanos de los ciudadanos, y donde se persigue y castiga más la piratería que el genocidio. Un país en el que es normal que el alcalde y el jefe del narco de una región tengan los mismos apellidos. Un país donde los derechos humanos son una broma. Un país en el que hay tantas matanzas tan seguidas que a una de ellas, la más reciente, se le ha podido clasificar como 'la más terrible de todas'.

Nadie de mis círculos de familiares y amigos son ajenos a esta situación. Todos ellos  tienen una opinión al respecto. Aun los más cínicos de ellos han debido radicalizar sus burlas hasta el punto de lo absurdo o guardar silencio ante el horror que tenemos enfrente. A todos nos ha afectado, y todos están haciendo algo (para bien o para mal). Alguien me dijo una vez que lo mejor que puedes hacer para cambiar al mundo es hacer lo que haces mejor. No se aún lo que se hacer mejor, así que decidí escribir. Me parece que no hay una mejor razón para desempolvar este viejo rincón del internet que esta. Ese es mi superpoder por ahora. Tal vez no cambie al mundo, pero es mejor que no hacer nada. No quiero vivir en un mundo de héroes, pero tampoco quiero un mundo en el que a mi madre tengan que decirle que a mi hermana o a mi nos llevaron en una camioneta y nunca nadie nos volvió a ver. No quiero tener que ver carteles de cadáveres sin rostros y maniquíes ensangrentados colgados en la entrada de mi universidad. No quiero tener que ir a marchas y saber que tal vez sea a mi al siguiente manifestante al azar al que agarren para que el alcalde y el presidente puedan mostrar cifras de como están controlando la anarquía y la violencia en la capital, como si nosotros fuésemos el problema principal. No quiero que esto sea lo último que escribo sobre el país en el que vivo. No quiero que haya gente en este mismo instante sentado comodamente en un gran mansión mientras 30 inocentes ocupan el lugar en prisión en el que él debería estar. No quiero que haya alguien viviendo de mi miedo, el de mi familia, profesores y compañeros.

Quisiera que hubiera un héroe en este momento, pero lo que en verdad quiero es un mundo en el que los héroes pudiesen quedarse en las historietas; un mundo en el que no los necesitemos. Ese es el tipo de cambio que me gustaría despertar y ver en el mundo un día. Ahora se que no puedo simplemente sentarme a esperar a que ocurra y a ser testigo de ello. Tengo (todos tenemos) que trabajar, luchar y formar parte de él. Tal vez con un poco de suerte lo logremos. Después de todo, tenemos toda una vida para hacer con ella algo especial.

Si de alguna forma estás leyendo esto y eres mexicano, muy probablemente ya sabes todo esto. Si no lo eres y todo esto es nuevo para ti, debes saber esto: nos están sofocando (en todo sentido). Si de cierta manera lograste leer esto hasta el final y conectaste con él de cierto modo (aun el más mínimo), hazme un favor: difundelo. No te pido que pases el link a todos tus contactos y que los obligues a leerlo todo, solo leelo tú, reflexionalo un poco y comentalo con otras personas. Haz saber a otros lo que ocurre aquí y expresales tu opinión al respecto. Solo basta con eso. Con un poco de suerte inspirarás a otros a investigar sobre esto, y entonces esta cosa (así como tu tiempo de lectura) habrán valido la pena.

"Hemingway dijo una vez: 'el mundo es un lugar hermoso por el que vale la pena luchar'. Yo solo estoy de acuerdo con la segunda parte"
-Morgan Freeman, Se7en

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