Hope (I)

miércoles, 13 de junio de 2012
Se puede quebrar a un hombre con esperanza” ― Kate Morgenroth, Jude 

Hola estimado lector, ¿como te va?. Hace mucho que no nos veíamos, ¿cierto?. La verdad es que, como siempre, he estado muy ocupado haciendo absolutamente nada de mi vida. Pero eso se acabó, porque ¡son vacaciones!. A partir de ahora, me comprometo a escribir una nueva entrada cada día/cada semana/cada que me acuerde. Aunque, para serles honesto, no se ni siquiera sobre que quiero escribir esta vez. He estado pensando en muchas cosas últimamente (algo sumamente peligroso para una criaturilla de tan poco entendimiento como yo). Así que haré algo que, al parecer, se me da bien: escribir cada uno de los pensamientos que lleguen erraticamente a mi cabeza. Lo hice una vez, y fue un gran éxito (o al menos nadie amenazó con quemar mi casa en esa ocasión).


Muchas cosas han estado ocurriendo en esta pequeña farmville en la que mis compatriotas y yo vivimos (aún existe eso?). Como ocurre cada 6 años desde los últimos 80 y algo, en unas semanas todos aquellos que tengamos un trozo de plástico que nos acredite como ciudadanos tendremos que salir a las calles a elegir al próximo tipo al que culparemos (muy probablemente con razón) de todas las penurias que sufriremos hasta el siguiente ciclo de 6 años. O al menos esa es la versión oficial.


Como mucha gente sabrá, en esta nacioncita, el concepto abstracto de 'democracia' es aún más abstracto que en otros lados. Y cuando digo 'abstracto', quiero decir que es casi tan real y palpable como lo es él. Democracia se trata de 'poder del pueblo, de que la gente decida libremente su destino y se haga la voluntad de la mayoría, ¿no?. Bueno, eso es más o menos lo opuesto a lo que ocurre por acá. Quien diga lo contrario vive en su propia versión de lo que nosotros llamamos 'realidad'.


¿Que es lo primero que piensa el mundo cuando le hablan de nosotros? Inseguridad, narcotráfico, desigualdad, violencia, pobreza, analfabetismo, corrupción, Acapulco... bueno, todo eso es cierto, solo que peor. Prácticamente toda persona que viva aquí a sido o conoce a alguien que ha sido, directa o indirectamente, víctima de una de esas cosas (especialmente de Acapulco; no saben lo traumatizante que es eso). Y todo mundo lo sabe (o al menos lo sospecha). Así es como cada sexenio un grupo de endeviduos poco amistosos entre ellos llena las calles, el radio, la televisión, el cielo, el agua, la tierra, el fuego y nuestras mentes con anuncios en los que nos venden la idea de que todo cambiará gracias a ellos. Y les creemos. Y nos desilusionamos. No falla.


Se lo que se están preguntando: ¿no hay acaso gente valiente y revolucionaria, paladines de la verdad y la justicia que se opongan a estas prácticas y levanten la voz en contra de los mentirosos y opresores? Así es. Ese es justo el problema: hay demasiados.


Me gusta pensar (al menos en teoría), que soy ligeramente, un poquiiiito más perspicaz (en teoría) de lo normal, y que si algo he aprendido es a desconfiar de todo y de todos (en teoría), o al menos de gente que no conozca bien. Prácticamente desde siempre he tenido en mi cabeza un Muro de Berlín® impenetrable ante casi cualquier discurso que siquiera huela a catolicismo, conservadurismo, discriminación, racismo, clacismo, capitalismo, neoliberalismomalvadoymocho, etc... Pero de un tiempo acá también me ha dado por desconfiar de los mensajes opuestos, de los de sus 'antagonistas'.


Sería un cínico, un calumniador, un hipócrita y un engendro maldito de lucifer si les dijera que no hay personajes publicas cuyas opiniones respeto y tomo como realidad, pero me he acostumbrado (de nuevo, en teoría) a cuestionar (al menos en cierto grado) la información que intenta entrar en mi pequeña caja sesera. Esta actitud ha llegado al paranoico nivel de hacerme desconfiar de prácticamente cualquier movimiento civil que aparece.


Aunque me considero tan liberal como cualquiera, no me considero el clásico hippie marxista trasnochado cuyo repertorio de palabras frecuentes incluye cosas como 'lucha de clases', 'proletariado', 'burguesía', 'capital', etc. Hasta donde tengo entendido, cuando el buen Karl inventó sus doctrinas, tenía en mente algo muy distinto a lo que nosotros conocemos como comunismo/socialismo. Figuras rebeldes históricas como Zapata, Bolívar, el Ché, Hidalgo, Villa, y demás no me inspiran en lo más mínimo. Hasta esos caballeros me causan desconfianza. Creo que la mayoría de los alzamientos liberales independentistas/revolucionarios de América latina (y puede que del mundo también) están un tanto sobrevaluados: comienzan con unos pocos ricos explotando a muchos pobres y terminan con aún menos ricos explotando a aún más pobres.Tampoco soy alguien que viene de una situación de marginación, que conoce el lado feo de la vida y que lucha para que los demás ya no vivan en esa situación. Si googlean 'conformista mediocre clasemediero faramcodependiente descendiente de pequeñoburgueses hechos a si mismos', verán un rostro familiar. No estoy ni remotamente cerca de la opulencia, pero mis señores progenitores han trabajado para que tengamos todo lo que uno necesita para vivir decentemente. Solo soy un dude que se expresa en contra de las múltiples y muy variadas injusticias que ocurren en el mundo mundial (como muchos otros).


Así que, si no puedo confiar en lo que me dicen mis libros de historia de primaria o los camaradas de los grupos anarquistas de mi universidad, ¿en qué?. Muchos grupos 'disidentes' han aparecido por aquí y por allá en el corto tiempo que llevo en este bloody planeta olvidado por Dios. EZLN, APPO, FPDT, MPJD y demás cosas con siglas se han levantado a lo largo de los años con distintas agendas, pero con ciertas cosas en común: igualdad, libertad y justicia para campesinos/indígenas/obreros/estudiantes. Supuestamente. La verdad es que no conozco a fondo ninguno de estos movimientos como para poder descalificarlos abiertamente. Mi desconfianza es irracional.


El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional se levantó y 'pasó de moda' antes de que yo tomara conciencia siquiera de lo que era eso. Lo único que confusamente recuerdo sobre ellos son algunas críticas no muy buenas de parte de algunos de mis familiares. Y lo mismo con movimientos más recientes. La razón por la que la gente a mi alrededor hablaba tan mal de ellos es por que un poder superior se los decía, un juez de moral intachable y juicio incuestionable: la televisión. Ante los ojos de miles de compatriotas, todo aquel que se levante contra el sistema es un revoltoso criminal que merece ser puesto en paz por la policía (no exagero, tengo una tía que pensó exactamente eso en una ocasión). Pero, aunque se que estoy movimientos siempre han sido y serán desprestigiados por el omnipotente ojo de Dios, no me basta para creer ciegamente en ellos. No le creo a la tele, pero tampoco creo que esos grupos sean todo bondad y amor. Tengo la absurda idea de que organizaciones así de grandes no pueden ser honestas, que al ir creciendo inevitablemente se infiltran o se corroen. O peor aún, resultan no ser honestas desde un comienzo.


Hace poco más de 1 año (puede que más), la zoociedad se indignó con una muerte (una entre las 60,000 que ha habido en 6 años). El hijo de un poeta había sido asesinado, lo que lo llevó a reunirse con los familiares y amigos de otras víctimas de la guerra. Así se creó el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. La primera caravana por la paz que organizaron fue gigantesca. El centro de la capital fue una gigantesca fiesta ese día. Todos sentíamos que algo importante estaba sucediendo (y así era). Sentíamos que eramos testigos del inicio de uno de esos momentos de la historia en las que la cosas cambiaban, de una revolución en contra del sistema conservador y retrograda que a imperado por aquí durante décadas y décadas y décadas y décadas y décadas y décadas y décadas y décadas y décadas.. al punto de que moriríamos en un país mejor del que nos vio nacer.


Y entonces llegó cierta persona a destruir mis inocentes e ingenuas esperanzas. Mediante fuentes... digamos, no fácilmente citables en un simple post, me dijo que ese movimiento podría no ser lo que aparente. De hecho, me lo dijo sin el 'podría'. Lo incluyo porque: 1) como ya dije, no tengo fuentes ni datos exactos para aseverarlo, y 2) aún hoy trato de aminorarme un poco a mi mismo el hecho de que aquel poeta sea parte del sistema y que su movimiento no se más que una distracción, una forma de hacernos creer que alguien está haciendo algo en grande para cambiar las cosas.


En fin, una decepción más de la vida. El hecho es que a partir de ese momento me hice a la idea de que cualquier grupo lo suficientemente llamativo para que su rumor llegase hasta mis oídos debía ser un truco, una farsa. Ezquizofrenicamente empecé a dudar de la autenticidad de cualquier movimiento liberal, y llegué a preguntarme si alguna vez había existido alguno legítimo. Me di cuenta que, aunque los hubiera, al parecer no han tenido mucho éxito. Las cosas no han cambiado mucho desde que aprendimos a juntarnos en civilizaciones: siempre ha habido gente que se cree más lista que el resto, gente que oprime, miente y explota a los demás por sus propios intereses mezquinos, sin importarle nada ni nadie más. Siempre ha habido reyes y subditos, sacerdotes y fieles, hacendados y peones, amos y esclavos... Y siempre los habrá. Nada ha cambiado, y creo que nunca lo hará. 'Plus ça change, plus c'est la même chose'.


Ni siquiera se trata de vivir en paz. El conflicto es algo natural en muchos animales (como en nosotros, aparentemente). Como dije alguna vez, creo que se trata de justicia. ¿2 mandatarios tienen diferencias entre ellos que solo pueden resolverse violentamente?. Bien, adelante, despedacence; pero no manipulen a la gente para hacerle creer que quieren ir voluntariamente a otro país a asesinar gente que no conocen en nombre de intereses e ideales que creen que conocen y que les incumben.


Pero, recientemente, me di cuenta de algo más: me encantan los héroes A todos nos gustan. Queremos que alguien llegue comience a golpear villanos y a impartir justicia verdadera (como supuestamente hicieron los héroes de la historia). Y he ahí la raíz de mi decepción. Los héroes, los verdaderos héroes, son anónimos Tal vez muchos héroes históricos no son lo que nos han hecho creer, pero la gente que los seguía, la gente cuyos nombres no aparecen en los libros, esa gente creía en algo. No buscaban fama, eran personas normales luchando por la libertad y justicia que todos les habían prometido y nadie les había dado. Luchadores sociales que pelean por sus propias comunidades, que cuando son encarcelados o asesinados por seguir su causa hasta el final, son recordados por pocas personas; pero esas pocas saben, sin manipulaciones. lo que hicieron por ellos. Gente común luchando por sus derechos, por derechos para su familia, por lo que es justo. Esa gente que es demasiado insignificante para aparecer en televisión o en los periódicos. Esos son los héroes Esas son las causas honestas. Causas que nos inspiran a a seguir las nuestras propias. No se necesita un grupo revolucionario gigantesco, con un líder carismático que nos venga a liberar a cambio de aplausos. Solo necesitamos pequeñas personas haciendo lo que podemos. Haciendo pequeños cambios. Ese es el tipo de movimientos en los que ahora creo. Y creo que esos son los que pueden cambiar al mundo.


Probablemente este pecando de inocente otra vez (como dije, seguramente al final todo seguirá igual que siempre), pero es la única esperanza que tengo de que las cosas puedan cambiar. Con un poco de suerte, tal vez esta vez tenga razón.


“"Se ha acabado el tiempo del miedo. Ahora comienza el tiempo de la esperanza"” ― Tristan Bernard